sábado, 18 de agosto de 2007

escuchemos, oigámoslo a él

Desde hace años la sociedad dominicana ha letargado el tiempo, de manera tal, que andamos como imprevistos, acariciados de sugyugacion fetichista.

Cómo puede ser posible que ante medidas de emergencia, los espectáculos públicos no cesen suS actividades, práctica que pondría en riesgo la integridad de los espectadores, quienes por temor a perder su dinero, acuden al mismo ignorando las alertas oficiales.

Esta cadena de fracasos vienen desencadenados por la misma falta de racionamiento en la cosa pública, en un país donde los indicadores de pobreza declinan su vista a la miseria, y su sudor moja los campos secos de fertilidad.

DEJEN QUE LOS RIOS FLUYAN, PORQUE CON ELLOS NOS EXTINGUIMOS TODOS!

EL INQUIETO.
19/08/07

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