miércoles, 9 de mayo de 2007

CRONICA DE UNA BELLA PARTE DOMINICANA


La República Dominicana es una nación de grandes artistas: músicos, escritores, y pintores han sido paridos por esta tierra bendita, en donde las insolencias se mezclan con la alegría e ingenuidad. En este sentido, para quienes gusten conocer y apreciar la plástica dominicana, el Museo Bellapart posee una exposición permanente donde ofrece una visión cronológica de la vida republicana.
Crónica de una bella parte dominicana
Una mañana cualquiera de un día de abril, bajo un avasallante calor, y con una Feria del Libro en apogeo, un refugio por excelencia para los amantes del arte sería el Museo Bellapart. Al llegar al edificio Honda, algún vendedor del primer nivel le preguntará con incertidumbre: -¿le podemos ayudar? , entonces le señalará el ascensor, donde hasta el quinto piso podrá martillarse con el olor a gasolina, como aquella mañana. Al llegar a la quinta, esa percepción cambia en razón de 180 grados: tratándose de un museo privado, las acostumbradas precarias instalaciones estatales lucen descuidadas ante esta nave industrial convertida en santuario cultural. Al abrirse el elevador, el aroma a frutales seca los sudores con la cultura que se respira inmediatamente traspasado el pequeño cubo azul.

En un primer plano, la recepcionista: hermosa joven, que cortésmente, luego de dar la bienvenida, no vacila en preguntar nombre y ocupación para apuntarlos en el libro de visitas, entrega los programas de las exposiciones y resume sus contenidos. Registra la hora de llegada (11:16).
Pintura dominicana y sus principales representantes


Los pisos importados de reluciente mármol marrón oscuro guían los pasos hacia la sala permanente. Una vez dentro, es como remontarse a la época patriótica, cuando la sangre se derramaba por el país, no por la delincuencia. El recorrido inicia con las obras de Los Precursores: Luis Desangles, Leopoldo Navarro, Enrique García Godoy, entre otros.
La agradable aclimatación permite disfrutar de las pinturas sin la desorientadora agitación del echarse fresco. La iluminación del salón es adecuada, permitiéndose fotografiar sin utilizar el flash. El techo púrpura oscuro se vuelve casi imperceptible, lo que provoca una sensación de conexión entre el techo y el piso, quedando al vacio el espacio central, donde coexisten las esculturas en caoba centenaria homenajeando la generosidad de este suelo caribeño.

La nostalgia restauradora de los lienzos nacionales contrasta con la apasible colección de Juan José Bellapart, presidente del museo, y la prisa indiferente de su directora, quien en la biblioteca, localizada frente a su oficina, sentada en una mesa circular casi tapada con sendos libros de arte, accedió a invitar a los amantes del arte a visitar la colección asegurando que “es muy importante que todos puedan apreciar este rico patrimonio de la República Dominicana”, al momento que se inclinaba hacia la grabadora de voz mirándola con lucidez. Una vez terminada la idea, continúo con su trabajo y auguró éxito.

Moderna visión dominicana: la naturaleza de los colores
Lavanderas. Oleo sobre tela. Yoryi Morel.

De pronto, los colores se apoderan del lugar con las obras de los representantes de la pintura moderna: Yoryi Morel, Jaime Colson y Darío Suro transportan a los visitantes en un viaje a los más recónditos campos del país, con hermosos paisajes que dan cuenta del verdor y la idiosincrasia dominicana.

Los bancos centrales en fina madera, color cerezo oscuro, esparcidos y entremezclados con las esculturas de Luichy Martínez y de otros autores, invitan a tomar un descanso y contemplar la vista panorámica de la exposición. Allí, el eco proviene del conducto del aire acondicionado, y las pisadas retumban entre los dos arcos de concreto reforzado que subdividen la sala, de forma que de un paso se escuchan sucesiones y repeticiones en igual medida en que se esté concentrado.

El movimiento pictórico que lideraron los exiliados queda plasmado en esta muestra permanente. Figuras internacionales que se exiliaron en el país para la década del 40 hicieron grandes aportes al arte cuando se fundó la escuela de Bellas Artes. Las tendencias foráneas venían acentuadas del cubismo español de Picasso y otros tendencias de artistas europeos que marcaron toda una generación y revolucionaron el arte a nivel mundial.

Tras 45 maravillosos minutos de recorrido, lectura y exploración del museo, el recorrido por la muestra permanente llega a su final. Artistas contemporáneos o Vanguardistas tales como Candido Bidó y Eligio Pichardo despiden esta fascinante trasportación a la historia a través del sentido de la vista, refrescando los ojos de aquellos que alguna mañana de abril, decidieron ampliar su espectro cultural y aflorar el alma en primavera con las joyas de arte universalmente dominicanas situadas en alguna bella parte de la ciudad primada de América.

Museo Bellapart avenida John F. Kennedy esquina Luis Lembert Peguerro, entre Ortega y Gasset y Tiradentes. Edificio Honda, piso cinco. Entrada gratis. http://www.museobellapart.com/