sábado, 17 de marzo de 2007

PARQUE ENRIQUILLO

Los autobuses y las lonas azules camuflajean este nido urbano de prácticas decadentes y pecaminosas.
¨Julio la vida sin ti no es vida es soledad¨, escrito en la glorieta. Fotografía: El inquieto.
Parque Enriquillo:
entre Sodoma y Duarte.


En el destacamento de Villa Francisca, ubicado al frente en la calle José Martí, el sargento Pérez Antigua rehuso dar informaciones sobre las denuncias que se reciben. Según él, no tenía autorización de su superior, el capitán Familia, encargado del recinto, quien supuestamente llegaba a partir de las tres de la tarde. Pasada las cuatro éste no había aparecido. En tanto, el temor de los transeuntes era evidente en sus rostros y las declaraciones de tarantines confirmaron la inseguridad imperante en la zona. De noche la temperatura sube y el comercio informal da paso al carnal.

Cuenta la historia que Enriquillo, cacique de Jaragua, recorrió la Hispaniola entre 1519 y 1533 sublevado contra los españoles y sus repartos de indios en el proceso de exterminio de taínos. En nuestro país se reconoce al primer revolucionario del nuevo mundo nombrando provincias, lagos, avenidas y parques. El Parque Enriquillo fue inaugurado en 1911 y finalizado en 1924. La dictadura trujillista le llamó Julia Molina, en honor a la madre del tirano, pero recuperaría su nombre tras la caída del régimen.

El estado en que se encuentra actualmente es deprimente: los faroles son utilizados para el amarre de las carpas, las cuatro fuentes que rodean la glorieta usados como sanitarios por voyeristas, los bancos retorcidos son camas de indigentes y sus sombras, jardines de juegos de azar y barberias expreso. Los “piratas” retumban sus enormes bocinas con bachatas al momento que un cobrador de guaguas vocifera la partida del último viaje.

Las palmas, caobillas, pinos y almendras playeras que arborizan el entorno están recubiertas de polvo color marrón y evidencian el proselitismo político de los partidos tradicionalistas, que han maltratado y manchado sus cortezas incrustrando afiches de sus risueños candidatos. El escenario es un espejo de la decadencia imperante en la República.


Los padres de familias
La periferia se ha convertido en un punto céntrico operacional del sistema privado de transporte colectivo y en una extensión del dinámico comercio informal característico de la avenida Duarte, obligando al peatón a esquivar el mercado improvisado. Una vez dentro, los malos olores reciben al visitante, seguido de las miradas y pitos de quienes trabajan allí: Prostitutas, carteristas, vendedores de drogas y policías que comparten el habitat en una tensa armonía.


Claribel Mejía lleva allí 11 años vendiendo desde galletas del Chavo hasta preservativos y asegura: “soy la que cierra más tarde, pues estoy fria con los tigueres y hasta les facilito sus condones a las chicas cuando los clientes no traen”. Asimismo, Máximo Cruz con dos años en el parque expresa: “quiero buscarme otra forma de ganarme la vida ya que aquí no me siento seguro, siempre hay un corredero porque no contamos con el respaldo de las autoridades”.

La arteria comercial ha sido el dolor de cabeza de los cabildos que, para no provocar una revolución comercial en la zona, han permitido impunemente el desborde en las ocupaciones de las aceras, dificultando el flujo vehicular y poniendo en peligro las vidas de los compradores y transeuntes.


Paseo comercial Duarte
Dentro del parque se instaló el depósito de materiales de los trabajos que se realizan en el proyecto paseo comercial Duarte. Cercado en zinc, las lomas de arena y gravilla se confunden entre lozas, un tractor y el trailer convertido en la oficina administrativa de la compañía constructora. La visibilidad hacia y desde el interior es nula.

El ingeniero José Antonio Lora Fajardo, contratista a cargo de la obra, explicó que dentro del proyecto inicial no se contempló el rescate del Parque Enriquillo, sino que en vista de la utilización del espacio y su estado, cuando se estén concluidos los trabajos en un 90% se remodelará el mismo.

Los trabajos iniciaron el 25 de julio de 2005; se trata de la ampliación de las aceras acortando dos carriles a la Duarte. Abarca el tramo comprendido entre la avenida París hasta la Mella, convirtiéndose en el Barrio Chino a partir de la México. La constructora José Cardona (JOCA) ha manejado un presupuesto mixto –Obras Públicas, Ayuntamiento Distrito Nacional, asociación comerciantes Duarte y la colonia china- estimado en 250 millones de pesos.

La obra no tiene fecha de entrega prevista. “todo dependerá del desembolso de los recursos y del factor climatológico, trabajar aquí es dificil porque la gente se roba todo, hasta una piedra que dejes”, recalcó Lora al referirse a los obstáculos de logística.

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